domingo, 5 de junio de 2011

Ojo de mal cubero

No no no no! Eso no puede ser así bajo ningún punto de vista. Me parece una visión verdaderamente estrecha del caso. Un diagnostico hecho a primera vista, y no creo que eso pueda funcionar, como el amor, a primera vista me refiero.
Acompáñenme en lo que fue la revisión que me ha hecho el oculista. Echemos un vistazo a lo ocurrido y veamos si realmente hay fundamento para decir así, como quien ve llover, que no tengo nada grave en la vista.
Oculista_ ¿Ve usted mosquillas? (el oculista era español)
Yo_ No, no veo mosquillas porque no las hay. Seguramente si las hubiera las vería ¿a qué viene la pregunta? (yo, argentina)
Oculista_ Es para descartar posibilidades
Yo_ Es que las posibilidades de ver mosquillas en pleno invierno y con todas las ventanas cerradas, ya me dirá usted, pero vaya, no lo veo muy posible.
Oculista_ Mejor así, mejor así…
Yo_ ¿Mejor? ¿Qué quiere decir con mejor? ¿No pretenderá usted que lo mío no es grave? Se lo pregunto porque tengo la certeza de que lo mío es, sino grave del todo grave, al menos preocupante. Tengo la vista estropeada Doctor. Y si usted necesita que yo vea mosquillas para darme un diagnóstico que muestre lo que en verdad salta a la vista. Pues entonces veo mosquillas…es más, ahora mismo estoy viendo varias…
Oculista_ Tranquilícese, usted no tiene nada, ambos ojos están en perfectas condiciones.

Y luego prosiguió aclarando que no hacía falta siquiera tomarme la presión ocular, porque la presión ocular no duele, y si lo que yo siento es dolor entonces seguramente se trata de otra cosa. Otra cosa. Ja, otra cosa. Que no tengo nada me dijo… y eso, sencillamente no puede ser. Porque yo veo diferente, siento cosas cuando miro, y me duele, si, me duele bastante. Acepto lo de la presión ocular. Pero no acepto lo de nada, lo de que a lo mejor por momentos tengo un poco de sequedad. Y mucho menos acepto que la solución sean lágrimas artificiales.
No voy a comprar lágrimas en la farmacia, me niego a semejante despropósito.
Porque a mí me duele y cuando algo duele se supone que al final siempre se acaba por llorar, por mucho que retrasemos ese vistoso momento ( aquí es donde me detuve. Vistoso no me pareció realmente el adjetivo adecuado para un momento de verdadero dolor inundado por el llanto, no era vistoso lo que en verdad le iba al hecho inevitable de acabar llorando, y sentí que en mi afán por los juegos de palabras estaba siendo irrespetuosa con la tristeza, o al menos con su lado más acuoso, por lo que ahí fue donde me detuve, me hice un café americano y decidí comenzar un nuevo texto que nada tuviera que ver con ojos, oculistas y vistazos, y que a simple vista pudiera parecer un texto inútil en su contenido, pero que ocultase algo profundo, una vez más temí que me tomaran por una idiota, una escritora que cree que lo que escribe es importante, así que me dispuse a que realmente lo fuera, algo importante digo, me dispuse, no es que realmente lo lograra) Y lloré, un poquito lloré sobre el café, y algo de ese dolor se disipó.
Visto lo visto, a otra cosa mariposa.